UN POCO DE HISTORIA
Desde Alicantiavinos vamos a dar unas notas del Queso, espero os guste. Con casi absoluta seguridad, el queso lo inventaron muchos hombres, en distintos lugares, hace miles y miles de años. De su antigüedad no cabe duda. Pero, ¿cómo se «inventó» el queso? La historia, que tantos enigmas ha guardado, nos oculta también esta pequeña gran anécdota. Pero hay datos que permiten hipótesis de las que pudiera deducirse una historia-leyenda de la invención del queso. El hombre de hace miles y miles de años, vive en torno a sus rebaños y de sus rebaños se alimenta tanto de su carne como de su leche. Pero había un problema: si conservaban la leche algún tiempo, se estropeaba, se agriaba. Había que poner remedio. Podemos imaginar que algún pastor descubrió que en algún recipiente apareció leche coagulada con restos de flores. Eran flores de cardo. De esta forma se descubrió que resultaba posible coagular la leche rápidamente con tan sólo utilizar la flor del cardo. Pero a este descubrimiento acompañó otro, casi idéntico, no sabemos si anterior o posterior, pero para el curso de «la historia» del queso, es indiferente. Los pastores primitivos pudieron comprobar que en la cuarta parte del estómago de una cría de rumiante, que hacía poco tiempo acababa de mamar, la leche está cuajada. ¿Por qué? ¿Y por qué la que se encuentra en las otras tres partes no se ha cuajado? El pastor no lo sabe, pero se descubre un procedimiento para coagular la leche rápidamente. Aquellos hombres aprenden que la leche no pierde su poder alimenticio a pesar de la coagulación. Y, fundamentalmente, este hecho: que la leche se descompone en dos partes, una sólida y otra líquida; comenzaron, pues, a producir la coagulación de la leche, ya con la flor de cardo, ya con estómagos de rumiantes, y a apartar ambas partes, la sólida y la líquida; pero, al hacerlo al exterior, la parte sólida se volvía áspera y picante. Sin embargo, cuando se les ocurrió hacerlo dentro de sus chozas, donde no daba el aire y la temperatura era siempre igual, no se estropeaba y duraba mucho tiempo. Se había descubierto el queso. Todo lo demás fueron ligeros perfeccionamientos; buscar unos moldes que dieran la menor medida posible a la cuajada, conseguir separar lo más rápidamente posible la parte líquida de la sólida y, poco a poco. Comprobar que si se guardaba a una u otra temperatura, el resultado era distinto, pero igualmente grato y práctico, con ello, se había resuelto un grave problema: el poder transportar muchos alimentos en sus viajes ocupando el menor espacio posible. Un alimento que extiende sus fronteras, que se difunde rápidamente por todo el mundo hasta el extremo de que, por ciertos hallazgos arqueológicos, ha podido saberse que en la época del Neolítico ya se fabricaba queso en España, especialmente en las zonas Cantábricas y Galaica. Alicantiavinos