Con ocasión del curso de formador homologado y con ganas de volver a una de las tierras que más me gusta su cultura, gastronomía y sobre todo sus vinos me decidí a realizar el viaje de Jerez. Acompañado de mi buen amigo Pedro Ruiz con el coche nos desplazamos hacia tierras jerezanas en búsqueda de nuevos retos y de sacarle todo el jugo a un curso donde grandes profesionales del mundo vinícola se encargaron de hacernos participes de su sabiduría labrada a través de los años en bodegas que algunas de ellas definiríamos como catedrales.
Llegamos de buena mañana y ya acomodados en el hotel tenemos la suerte de encontrar a un compañero de profesión como es Santiago Palermo, el cual se une al grupo y nos vamos en dirección hacia la 1 visita del apretado calendario que se tiene por delante. Aunque antes de la visita nos dirigimos a uno de los bares más antiguos de España con más de 150 años a sus espaldas y que se llama paradójicamente La Moderna.
Recorremos las calles pequeñas de Jerez en búsqueda de Hidalgo el cual nos abre la puerta de su bodega familiar, y nos adentramos junto a él en su magnífica bodega donde nos comenta de la construcción de la bodega e influencia de zonas con sus corrientes de aire, zonas húmedas, etc. explicándonos cada una de ellas y lo mejor de las mismas para cada estilo de vino, que a groso modo los clasificamos en Fino, Amontillado, Oloroso, Palo Cortado, PX en el marco de Jerez, no comento todos porque sería necesario un libro y me voy a centrar en la síntesis del artículo. Fue un recorrido espectacular donde se consigue que el gran milagro del velo flor se prolongue en el tiempo a límites insospechados y nos dé un vino como La Panesa desde su recorrido inicial en el sobre tablas, donde ya nos da el gran vino que va a ser y a donde va a llegar, pasando por sus posteriores criaderas y viendo el desarrollo del mismo vino en 8,11, y hasta su destino de 15 años, todo un espectáculo que es digno de vivir.
La honestidad de Hidalgo fue tan grande que vimos la posibilidad insitu de un grande de Jerez.
Seguimos por el amontillado, Tresillo, enorme y con lo que debe de tener un amontillado, seco, fresco, limpio, largo, muy largo. In crescendo fue la cata llegando un Marques de Rodil donde el palo Cortado manifiesta su misterio y desvela el porqué es el conjunto de la virtud del amontillado conjuntado al oloroso. Con un gran sabor de boca nos marchamos de la casa de Hidalgo queriendo retener en la memoria lo vivido ya que es imborrable su recuerdo en la misma.
A continuación y ya en el hotel empezó el programa del curso de formador el cual voy a dar pinceladas de lo más destacado.
Traslado a El Puerto donde nos empezamos a conocer todo el grupo procedente de toda España, y allí también encontramos de Alicante a Miguel Ángel Garrí, compañero de ASPA.
Llegamos al Castillo de San Marcos del grupo Lustau donde nos acondicionan con el material docente y empezamos las intensas clases de 2 días y medio, empezando por la historia del marco de Jerez. Posteriormente visita al magnífico Castillo de San Marco.
Al día siguiente y ya en la sede del consejo continuamos con la presencia de otro Hidalgo, pero esta vez con el artífice de la bodega Argüeso, el cual nos introduce en el mundo de la viticultura. A breve conclusión un maestro del arte vinícola.
A media mañana caminito de Macharnudo, un pago en el cual se ve el relieve de la albariza en su esplendor. En la comida disfrute de una cata comentada por Beltrán Domecq y continuando con la intensidad del viaje fuimos a parar a bodegas Estévez, donde se nos explico el cabeceo, que en definitiva y a groso modo es la mezcla de diferentes vinos destinados en su mayoría al mercado anglo-holandés.
Como no, teníamos que acabar en Sanlúcar, después de haber estado en el Puerto, la viña y Jerez tocaba Sanlúcar, el triangulo mágico, pero aquí la magia se transforma en sus vinos y Barbadillo hace de la religión algo sublime y seguro no habrían ateos y es que su bodega es más bien una catedral y ellos los obispos, aunque me gustan más sus hábitos, gustos personales. Ultimo día y ya con la morriña de que no nos quedaba mucho tiempo por delante y nos esperaban los morlacos de 20 y 30 años, VOS y VORS, que parecen palabras pero son melodías que nos llevan los querubines hacia el cielo. Gran final y apoteósico en su contexto.
Como no podía ser menos hubo un examen y entrega de diplomas a los merecedores del honor de pertenecer al grupo de Formadores homologados de Jerez.
Cena de clausura y cante flamenco maridado por Jose María Castaño, flamencólogo de pro.